martes, 23 de marzo de 2010

La chica que nunca estuvo aquí

Esta historia sucedió tiempo atrás, pero nunca me había puesto a transcribirla, aunque desde el principio supe que iba a terminar publicada en este post...¿pereza?, ¿estaba muy ocupado?, ¿tenía miedo de que su protagonista apareciera al nombrarla? Opciones hay muchas, el caso es que hoy por fin os traigo el extraño caso de la chica que nunca estuvo aquí.

La vimos por primera vez allá por Noviembre. Una mañana, a primera hora creo recordar, vimos entrar en clase a una cara que no conocíamos de antes, cosa que nos extrañó pues estamos en una facultad pequeña. Ella tampoco era demasiado alta, tenía aspecto de ser mayor que nosotros y una cara y pelo que a todos nos recordó a esos duendecillos a los que alguien ha arrebatado sus ropas a cambio de un pelo con un volumen alucinante y un color aún más extraño.

A esto me refiero

Ahora que están todos en situación, continuemos. La susodicha entró en clase y se sentó justo en la fila que estaba a mi lado. Si ya nos había llamado la atención su aspecto, más lo hizo su actitud. A cada momento se giraba a mirarnos a mis compañeros y a mí. Pero no una mirada rápida, una mirada profunda y pausada, como si intentara llegar a lo más profundo de nuestra alma para robarnos los conocimientos que habíamos adquirido en todo el tiempo que ella no había aparecido por la facultad. Incluso, si te girabas hacia ella, te mantenía la mirada, casi desafiándote. Pensamos que alomejor es que le molestaban nuestros comentarios en clase, pero en la clase siguiente comprobamos que no, por muy callado que estuvieses, te seguía mirando.

Durante la hora del almuerzo empezamos a hacer nuestras apuestas: a lo mejor era extranjera, quizás le acababan de trasladar el expediente... o venía del futuro y su cerebro no se había descongelado del todo. Pero entonces, sin esperarlo, llegó la respuesta. Una compañera nos contó que estaba estudiando en el osario y la protagonista de nuestras elucubraciones se le acercó y le preguntó: ¿eso de ahí es un esqueleto de cabra, verdad? Se refería a un hermosísimo esqueleto de vaca, con casi un metro y medio de altura. Dos opciones, o no tiene ni idea de animales, o en el futuro las cabras crecerán hasta niveles insospechados. Apostamos por la primera opción. Ahora la cuestión era, ¿si no sabe lo que es una cabra, por qué va a las asignaturas de segundo?

Pasó bastante tiempo hasta que volvimos a saber de ella. De vez en cuando aparecía, iba a un par de clases (siempre de segundo) que se pasaba mirándonos de forma extraña, y se marchaba. Luego empezó a tomar apuntes, y finalmente incluso venía con un libro de osteología porcina, lo que nos daba la prueba definitiva de que no sabía mucho de que iba lo de estudiar veterinaria. Puedes preguntarle a cualquier alumnos, que te dirá todo lo que quieras sobre los huesos del caballo, pero fuera de eso sólo acertarán a decir: los de los bovinos son más grandes y robustos y los de los carnívoros más estilizados y proporcionalmente pequeños. No sabemos más y tampoco lo necesitamos... total, no cae en examen.

Pero lo mejor estaba por llegar. Hacía mucho que no la veíamos, al menos por clase, así que supusimos que ya había visto todo lo necesario y el año que viene empezaría en serio. Pero entonces la encontré en la cola para presentarse al examen de histología. Algo no cuadraba. Si, como suponíamos, no estaba matriculada y venía como libre oyente, ¿qué coño pintaba en un examen? Nosotros, que pagamos matrícula y deberíamos dejarnos los codos estudiando, muchas veces dejamos pasar convocatorias porque no nos vemos preparados, y ella le echa cojones y se presenta. Para nada, pero lo hace. La revelación final llegó una mañana justo antes de otro examen. Estábamos todos dando el último repaso cuando la vimos entrar en la sala de estudio. Se sentó junto a otra compañera y entabló conversación con ella. Luego ella nos contó lo que le había dicho. La había animado a presentarse a los examenes que quedaban, total, ella estaba matriculada en filología inglesa pero venía a veterinaria a ver como iba el tema, y pensaba presentarse a todos los examenes. Con dos cojones.

Desde aquí, chica desconocida, queremos rendirte homenaje. Tu esfuerzo nos ha inspirado... aunque luego no te presentases a nada y no te hayamos vuelto a ver el pelo... ese pelo tan original. Esperamos que algún día cumplas tu sueño y puedas distinguir a una vaca de una cabra y al fin podamos llamarte, la chica que sí estuvo aquí... pero con la condición de que dejes de mirarnos raro.

2 comentarios:

  1. Jajaja. Gran historia. Yo creo que ahora lo suyo es que le devuelvan la visita y, ¿por qué no?, presentarse a algún examen de filología inglesa.

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  2. A mi esa...mujer (si es que puedo llamarla así) me ofreció agua una vez. Lo grave es que la acepté.

    Lo sé, me gusta vivir peligrosamente, pero aún no he muerto.

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