Ha caído el sistema de seguridad...

No sé como serán en otras facultades, pero en esta, nuestra facultad, la seguridad es un factor que implica cierto sacrificio físico, y no me refiero solo al estar una cantidad determinada de horas pululando por dicho lugar. Me explico, en este rinconcito tan maravilloso de Arucas las cuestas son un factor a tener en cuenta, es por ello que la empresa de seguridad que se encarga de velar por nosotros ha obsequiado a los seguritas con un Segway, para los que no sepan lo que es, ahí va la foto:

Esta es la maravilla hecha vehículo

Pues bien, en nuestra facultad hay dos individuos que poseen el privilegio de conducir semejante aparato y la verdad es que esto no sería nada del otro mundo si uno de ellos no hubiese tenido un pequeño percance.

(Guiño a Joaquín Reyes en uno de sus monólogos, en el que imita a un guardia civil)

Encontrándome yo en disposición de ir a realizar la práctica oportuna en mi facultad me encontré con un vehículo que se dirigía en dirección opuesta a la mí, este hecho hizo que desviase mi ruta inicial hacia la entrada de la sala de disección. Al encontrarme yo ahí uno de los seguritas, motorizado, cedió el paso a un trabajador que se encontraba allí, este a su vez devolvió el gesto. (MEEEECC Error!!) El vigilante intentó pasar por el hueco que quedó entre la acera y la rueda trasera izquierda de mi vehículo, este espacio resultó ser mas estrecho de lo pensado por dicho individuo.

Paréntesis: no sé si sabrán que estos cacharros caminan inclinando el cuerpo hacia la dirección deseada, pues bien, iba hacia adelante.

Continúo. El caso es que las ruedas del Segway chocaron, una contra la acera y otra contra mi parachoques, ocasionando así la caída del vigilante por inercia. El hombre que incialmente cedió el paso se acercó raudo y veloz a socorrer al chico de uniforme con un "¿Estás bien?" a lo que contestó "Sí sí, menos mal que no me lesioné"...

... Yo solo pude mirar y aguantarme la risa...

El caso es que cuando por fin aparco mi coche, pasaba por allí el susodicho, montado otra vez en el aparato del demonio, esta vez pregunté: "¿Estas bien?" (original eh?). Y me contestó en tono "déjame-sunormá-no-ves-que-me-acabo-de-caer": "Sí sí..."

Lo siguientes 20 minutos aproximadamente me los pasé riéndome de la caída, cuando estaba solo parecía un loco, cuando no, compartía la anécdota.

Ahora solo quiero decirles a los usuarios de dicha máquina que se protejan, que cualquier día se lleva un disgusto.

Hay que protegerse!